¡QUÉ POCO NOS GUSTAN LAS ETIQUETAS!

Dos sesiones del Observatorio de la Convivencia de 1º de ESO las hemos dedicado a trabajar el tema de las etiquetas y el lenguaje positivo. Nos hemos dado cuenta de lo poco que nos gusta que nos pongan etiquetas y del daño que nos hacen. A veces nos las ponen otros, pero otras veces nos las ponemos nosotros mismos. 

En la primera sesión hemos jugado a ser forajidos anónimos que se definen a sí mismos y hemos visto que no es fácil elegir las palabras. En la segunda sesión hemos conseguido descubrir a todos los forajidos y hemos comprobado que a todos nos definen cualidades positivas. Además, nos hemos dado cuenta de que las etiquetas no nos sirven, que debemos olvidarlas y desecharlas para quedarnos solo con aquellas cualidades que nos agradan de nosotros mismos.

En realidad, las etiquetas no nos definen sino que nos distorsionan. Así que a partir de ahora ya no diremos: “es que soy tonto perdido”, “yo es que soy muy despistado”, “yo es que siempre me han dicho que soy muy bruto”, sino que diremos: “he hecho una tontería”, “se me ha olvidado el estuche”, “se me ha escapado un empujón pero lo siento”. 

Aquí os dejamos unas muestras de la dinámica (tomada del profesor y experto en educación emocional Martín Pinos Quílez) y de cómo el uso de palabras positivas para definirnos nos ayuda a valorarnos y a querernos a nosotros mismos y frente a los demás.